Anoche entre pesadillas y horrores
Entre caídas y peores...
Una mano me salvo, me era familiar.
Era mi propia mano, mi propio yo.
Los dedos y las manos eran:
"Dedícate a lo tuyo y a nada más...
no seas tonto, hazlo por ti esta vez.
No pienses en rojo, ya tendrás tiempo,
por favor, piensa en ti esta vez."
No hay comentarios:
Publicar un comentario